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¿Ha sido bueno Fidel Castro para Cuba?

Carlos Alberto Montaner e Ignacio Ramonet examinan desde ópticas contrarias la herencia del dirigente cubano, sobre cuya salud crece la especulación. (Tomado de 'Foreign Policy')

Montaner:
EL COMUNISMO FRACASÓ EN CUBA - LOS CUBANOS SON POBRES... - FIN DE UN TRISTE CAPÍTULO - CUBA LIBRE

Ramonet:
EL FUTURO DE CUBA ES YA - EL ENVIDIABLE EXPEDIENTE DE CASTRO - VER LA VERDAD - ¡VIVA FIDEL!


Traducción de LUIS E. GUARÍN G
Tomado de Lecturas dominicales de EL TIEMPO


Montaner:
EL COMUNISMO FRACASÓ EN CUBA

Después de casi 50 años de sufrimiento bajo el régimen de Fidel Castro, ahora los cubanos pueden, realmente, prepararse para la vida después de El Comandante. Escrito esto, el octogenario Castro está muy enfermo, si no incapacitado por completo. Cuando muera, ¿sobrevivirá el régimen comunista que él creó hacia 1959? ¿O se transformará el país en democracia pluralista, equipada con un sistema económico de mercado, y con existencia de propiedad privada, como ocurrió con casi todas las dictaduras comunistas del Bloque Oriental, después de la caída de la Unión Soviética?

Preveo lo último. En las Américas, al iniciarse la 21ª. centuria, una dictadura en la que los derechos humanos no se respetan, que tiene encarcelados a más de 300 prisioneros políticos -incluidos 48 jóvenes por recoger firmas para un referendo, 23 periodistas por escribir artículos acerca del régimen y 18 bibliotecarios por prestar libros prohibidos-, no puede sostenerse. La muerte de Castro será el punto de partida para una serie de cambios políticos y económicos semejantes a los ocurridos en Europa. He aquí por qué.

Primero: el liderazgo de Castro es intransferible. Es un hombre fuerte que ha ejercido el poder personalmente por casi medio siglo. Aunque su ideología es la del comunismo, es de la misma estirpe antropológica del Franco de España, o del Trujillo de República Dominicana: el militar autoritario. Este tipo de autoridad, basada en una combinación de temor y respeto, no puede delegarse. Es verdad que su hermano, Raúl, fue escogido a dedo como sucesor. Pero a los 75 años, su edad es también una desventaja, lo mismo que su alcoholismo y su falta de carisma. En resumen: no inspira la lealtad que despierta su hermano. Con toda probabilidad, Raúl jugará apenas un papel transitorio entre la dictadura comunista y el advenimiento de la democracia.

Segundo: el pueblo cubano sabe que el sistema que Castro creó ha fallado. Todos los días ese pueblo reconoce que el comunismo ha agravado, hasta la desesperación, todos los problemas básicos de Cuba. Alimento, albergue, agua potable, transporte, electricidad, comunicaciones y vestido, acusan fallas que no puede compensar un sistema educativo y de salud extensivo pero muy pobre. Paradójicamente, hasta las realizaciones de la revolución incriminan al régimen. Que Cuba tenga una población razonablemente educada, fomenta su deseo de cambio y su descontento con un sistema que insiste en que la inmensa mayoría viva miserablemente. Nadie está más ansioso de abandonar el colectivismo igualitario que la legión de ingenieros, médicos, técnicos y maestros que se ven forzados a vivir sin la más leve esperanza de mejoría. Estos cubanos educados y frustrados intentarán presionar por reformas dentro de las instituciones comunistas, o por fuera de ellas.

Tercero: Cuba tiene que acatar finalmente los dictados de la historia. El país no puede continuar como una anacrónica dictadura comunista y colectivista, en un mundo en el que el marxismo está completamente desacreditado. Cuba pertenece a la civilización occidental. Es parte de América Latina y no es sensato que el gobierno la siga manteniendo aislada de sus alrededores, de sus raíces y de su evolución natural. Después de todo, las dictaduras de América Latina, así en la izquierda (Velasco Alvarado en Perú) como en la derecha (Pinochet y los regímenes militares en Argentina, Brasil y Uruguay), fueron todas reemplazadas por gobiernos legitimados en las urnas.

Los reformistas saben que el cambio no sólo es posible, sino deseable. Los dirigentes, especialmente los más jóvenes de la generación de los Castro, se dan cuenta de que no son héroes románticos, sino promotores de un absurdo sistema del que escapa el que puede. Saben, por haberlo observado en Europa Oriental, que hay vida después del comunismo. Tienen los incentivos para el cambio. Pronostico un cambio pacífico por acuerdos entre los reformistas del régimen y los demócratas de la oposición, a la vez en la isla y fuera.

 
Ramonet:
EL FUTURO DE CUBA ES YA

Los que arguyen que después de Fidel Cuba seguirá las huellas de Europa Oriental, tercamente se niegan a ver lo que ya hay ante de sus ojos. Castro no ha estado en su cargo desde fines de julio, o sea que han transcurrido más de cinco meses "después de Fidel." Nada ha pasado. El régimen no ha colapsado, ni han irrumpido las protestas anunciadas mucho antes. El sistema está demostrando que puede operar normalmente bajo estas condiciones y que las instituciones legales se están sobreponiendo al choque del retiro de Fidel.

Aunque la situación actual se ha presentado por una gradual declinación de la salud de Castro, ha servido como ensayo para el día en que ya no viva. Y entre tanto, el ensayo ha resultado exitoso, para confirmar que comentaristas como usted, que comparan a Cuba con Hungría, están sencillamente equivocados. A diferencia de Hungría, las principales reformas cubanas no han sido el resultado de ideas foráneas conducidas por soldados extranjeros que llegan en vehículos soviéticos blindados. Más bien, han surgido de un movimiento popular donde convergen las esperanzas de campesinos, obreros y hasta profesionales de la pequeña burguesía urbana. Este movimiento también capitalizó el genuino deseo nacional de independencia (frustrado por la intervención de E.U. en 1898) y el anhelo de ponerle fin a la humillante discriminación racial. Sigue contando con el apoyo de la mayoría. La muerte de Castro no desmantelará un movimiento forjado a través de centenares de años. Desconocer este carácter nacional es ignorar algunas de las dimensiones esenciales del régimen. Y es no poder entender por qué, 15 años después de la desaparición de la URSS, el régimen de Cuba se sostiene.

En los años posteriores a Castro, Cuba recibirá la influencia de sucesos externos. El coloso del norte tratará de que así sea. Lo prueba la sugerencia de la administración Bush de que se nombre a alguien que dirija la "transición cubana," como si el país fuera algún protectorado colonial. Es una sugerencia ofensiva hasta para algunos miembros de la oposición. E.U. se inclina a mantener una relación errónea con Cuba. Refuerza un embargo que, además de hacerla sufrir, sólo ha legitimado más ante el mundo el régimen que se han propuesto derrotar. Su posición es tan irracional que hasta la administración Bush admite que el embargo no concluirá mientras Fidel y Raúl sigan al timón. Lo cual significa que el embargo tiene menos que ver con un régimen político particular, que con dos individuos. Esto da una idea del nivel de neurosis que anima a la política de E.U. con Cuba.

Aunque no es probable que E.U. de reversa a su terca política cubana en breve término, otros países latinoamericanos han comprobado algo más que voluntad al reconocer avances y ventajas del sistema cubano. El fracaso generalizado en América Latina del modelo neoliberal, predicado en los 90, ha renovado la imagen de Cuba como modelo social. Nadie puede negar sus aciertos en educación, salud, deporte o medicina. La están convirtiendo de nuevo en referencia para los subyugados de América Latina. La estrategia de Washington de aislar a Cuba en el hemisferio ha fracasado. Cuba nunca ha sido tan apreciada por sus vecinos como lo es hoy. Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela y Ortega en Nicaragua, han expresado todos respeto hacia Fidel Castro y solidaridad con Cuba. La mayoría están adoptando "soluciones cubanas" para algunos de sus problemas sociales. Este legado indudablemente durará más que Fidel Castro.

Usted tampoco subraya las reformas en que el régimen se ha comprometido, como apertura a la inversión extranjera, desregulación parcial del comercio extranjero, despenalización de la posesión de moneda extranjera, revitalización del turismo, etc. Más importante: el régimen ha diversificado las relaciones comerciales firmando acuerdos con Argentina, Brasil, China, Venezuela y Vietnam. ¿Resultado? Durante estos 10 años, el crecimiento anual promedio de Cuba en producto doméstico bruto fue aproximadamente de 5 por ciento, entre los más altos de América Latina. En el 2005, por ejemplo, el país vio tasas de crecimiento del 11,6 por ciento (incluido el valor de los servicios sociales) y una tasa similar se dio en el 2006. Por primera vez en su historia, este país no depende de un socio preferencial, como sucesivamente de España, E.U. y la URSS. Hoy es más independiente que nunca. Con tan rara distinción, tan duramente ganada, es improbable que los cubanos cambien de curso.

 
Montaner:
LOS CUBANOS SON POBRES Y ESTÁN ESCLAVIZADOS

Cualquiera que esté familiarizado con la historia cubana sabe que Fidel dirigió la revolución contra Fulgencio Batista para restaurar las libertades y recuperar la Constitución de 1940, no para crear una dictadura comunista, copiada del modelo soviético. La razón para que el comunismo no haya caído en Cuba, como tampoco ha ocurrido en Corea del Norte, es por la completa represión que se ha impuesto en el país. Es un tipo de represión ligado por completo con un hombre moribundo. Cuando se vaya, lo mismo ocurrirá con el terror que su régimen inspira en el pueblo.

A pesar de las diferencias políticas, todos los seres humanos tienen las mismas esperanzas: prefieren la libertad a la opresión, los derechos humanos a la tiranía, la paz a la guerra, y quieren que sus condiciones de vida mejoren para sí mismos y sus familias. Esta afirmación es tan válida en Hungría como en Cuba. Los cubanos anhelan los mismos cambios por los que siempre han luchado los pueblos reprimidos. Cuando la muerte de Castro les brinde la oportunidad, la aprovecharán.

Basta con mirar los hechos. En 'cubaarchive.org.' el economista cubano Armando Lago y su asistente, María Werlau, han compilado una hoja que explica por qué el régimen de Castro obligó a 2 millones de cubanos (y a sus descendientes) al exilio. Bajo Castro ha habido, aproximadamente, 5.700 ejecuciones, 1.200 asesinatos extrajudiciales, 77.800 balseros muertos o perdidos y 11.700 muertos en misiones internacionales, la mayoría durante 15 años de guerras en Angola y Etiopía. El de Castro será un legado de efusión de sangre y de injusticia, no de reforma y 'solidaridad' latina.

Usted culpa a E.U. y a su embargo por los problemas materiales del pueblo cubano. Pero su análisis ignora el devastador impacto que el colectivismo y la carencia de libertades económicas y políticas y no E.U. tuvieron sobre el Bloque Soviético que, finalmente, colapsó. Las estadísticas sobre el crecimiento de Cuba son altamente sospechosas. Las cifras oficiales para los éxitos económicos y sociales de Castro se consideran tan poco confiables, que la Cepal resolvió no tenerlas en cuenta al completar las suyas sobre las verdaderas medidas de Cuba. La idea de que Cuba es ahora más independiente que nunca, hace reír, al considerar que buena parte del crecimiento que usted cita se mantiene gracias a los 2 billones de dólares anuales de subsidios venezolanos.

Al iniciarse la revolución, Castro aseveró que todos los males de la economía del país se originaban en la explotación por Washington. Desde entonces, ha proclamado que esos males se deben a que Washington no la explota. ¿Cómo así? Es también una curiosa paradoja del régimen que se opone ferozmente al Área de Libre Comercio de las Américas, que respalda E.U., mientras que solicita que se levante el embargo para poder comerciar libremente con ellos. No obstante estas contradicciones, lo cierto es que E.U. es un importante socio comercial de Cuba. Cada año le vende a Cuba alrededor de 300 millones de dólares en productos agrícolas, permite transferencias estimadas en 1 billón de dólares anual (o la mitad de las exportaciones de la isla), y lo que es más, expide cada año a cubanos 20 mil visas de residentes, aliviando así al gobierno de graves presiones sociales. Y E.U. se prepara para poner fin a las sanciones una vez que Cuba se encamine por la ruta de la democracia. No es el comportamiento de un implacable enemigo.

 
Ramonet:
EL ENVIDIABLE EXPEDIENTE DE CASTRO

Aunque Fidel fuera tan represivo como usted cree, la historia muestra no pocos ejemplos de pueblos descontentos que se levantan contra la represión. Desde la ex Alemania Oriental hasta Polonia, Hungría y Checoslovaquia, y la misma China, para citar casos de rebeliones contra el comunismo autoritario, el pueblo ha logrado combatir la opresión. En la Cuba de Castro no ha habido levantamientos mayores. Cuando al fin sucumba por su enfermedad, no hay nada que sugiera que los cubanos se levantarán intempestivamente contra el socialismo.

Usted debe dejar de mirar a Cuba a través de un prisma ideológico y de torcer los hechos para acomodarlos dentro de un esquema de cosas preconcebido. Es tiempo de razonar como adultos. Sus estadísticas, que confunden el número de combatientes muertos en una vieja guerra (1956-1959) con el de personas deseosas de emigrar, la mayoría por razones económicas, no muestran nada. Exageración equivale a insignificancia.

Ninguna organización seria ha acusado jamás a Cuba -donde, de hecho, rige desde el 2001 una moratoria sobre la pena de muerte de efectuar "desapariciones", de llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales, pero ni siquiera de torturar físicamente a los detenidos. No puede decirse lo mismo de E.U. en su guerra de 5 años "contra el terror". De estas tres clases de crímenes, no existe un solo caso en Cuba. Por el contrario, hasta cierto punto el régimen cubano está por la vida. Ha logrado prolongar las expectativas de vida y rebajar la mortalidad infantil. Como aseveró el columnista de The New York Times Nicholas Kristof el 12 de enero del 2005, "si E.U. tuviera una rata de mortalidad infantil tan buena como la cubana, 2.212 bebés estadounidenses más se salvarían cada año".

Estas ejecutorias constituyen un gran legado de Castro, que pocos cubanos, hasta los de la oposición, querrían perder y que codician los muchos latinoamericanos que han sido seducidos recientemente por dirigentes populistas. Los cubanos disfrutan de pleno empleo y cada uno tiene derecho a tres comidas diarias, hazaña que sigue esquivando el Brasil de Lula. Pero Castro no será recordado únicamente como defensor de los ciudadanos más débiles y más pobres. Los historiadores de aquí a 100 años le acreditarán haber construido una nación cohesionada con fuerte identidad, a pesar de siglo y medio de la tentación blanca elitista de aliarse con E.U. por miedo a la numerosa y oprimida población negra. Lo recordarán correctamente como un precursor preeminente en su historia.

 
Montaner:
FIN DE UN TRISTE CAPÍTULO

¿Cómo puede usted hablar de que no ha habido "levantamientos mayores"? Sabe tan bien como yo que, en realidad, hubo resistencia popular contra el establecimiento de la dictadura comunista. En los 60, millares de campesinos se levantaron en armas en las montañas de Escambray y fueron aplastados por el régimen. El número de prisioneros políticos en los dos primeros decenios de su régimen alcanzó 90 mil y hasta el gobierno admite que fueron 20 mil.

Además de esta cuantificacióndel "costo humano de la revolución," cualquiera que desee conocer la crueldad de la represión en Cuba, puede leer los 137 informes de Amnistía Internacional y las publicaciones sobre el tema, o los abusos documentados en numerosas relaciones de Human Rights Watch. El crimen más publicitado de la era castrista hasta ahora ha sido el hundimiento deliberado de la embarcación '13 de marzo', ordenado el 13 de julio de 1994, con 72 refugiados a bordo. De los 41 ahogados, 10 eran niños.

Castro no será recordado como luminaria o defensor de los derechos humanos. El pueblo cubano mirará retrospectivamente con tristeza la era de Castro. Le deja como herencia un detallado catálogo de cómo no gobernar. Debemos tener diferentes partidos y no solo uno, dogmático, inflexible, empobrecedor y mal dirigido. Tenemos que respetar los derechos humanos. Hay que confiar en el método democrático, en el imperio de la ley, en el mercado y en la propiedad privada, tal como lo hacen las naciones más prósperas y felices de la Tierra. Debemos tolerar y respetar a las minorías religiosas y homosexuales, prohibiendo para siempre "actos de repudio", o pogromos contra personas diferentes. Tenemos que erradicar definitivamente el apartheid que impide que los cubanos disfruten hoteles, restaurantes y playas que únicamente los extranjeros pueden frecuentar. Hay que vivir en paz, renunciando al aventurerismo internacional que costó tanta sangre en África, así como a los grupos guerrilleros de medio planeta que Castro ha inspirado. Con su muerte, tenemos que esforzarnos por ser, en suma, una nación normal, pacífica y moderna, no un delirante proyecto revolucionario encaminado a cambiar la historia.

 
Ramonet:
VER LA VERDAD

Ya que hablamos de violaciones crasas de los derechos humanos, ¿por qué no comenzamos con la prolongada protección en Miami de dos reconocidos terroristas, los exiliados cubanos Luis Posada y Orlando Bosch, acusados de hacer estallar un avión cubano civil el 6 de octubre de 1976, matando a 73 personas? Ese acto está por ser denunciado todavía por los que siguen alimentando viejos resentimientos contra Cuba. Allí no han protestado por las 3 mil víctimas de acciones terroristas, financiadas y dirigidas desde E.U. ¿Podría ser este un doble patrón: repudio como "malo" (Al Qaeda) de un terrorismo y aceptación como "bueno" (anticubano) del otro?

Y si los derechos humanos le preocupan, ¿cómo puede negar que Cuba, un pequeño país, es el que les procura mayor asistencia médica a docenas de los estados más pobres? En más de 30 países hay unos 30 mil médicos cubanos que trabajan gratis. Proporcionalmente hablando, sería como si E.U. enviara 900 mil médicos al Tercer Mundo. La 'Misión Milagro' solamente, que practica operaciones gratuitas para las cataratas a venezolanos, bolivianos y centroamericanos pobres, les ha devuelto la vista a más de 150 mil personas. Ver a sus propios hijos y los paisajes de la tierra natal, ¿no es un derecho humano fundamental? Cuba no acepta su negación a millones de personas pobres.

Es una pena que mientras que usted mira atrás con calenturientos reproches, no vea la verdad de lo que está ocurriendo en Cuba hoy, y no sepa interpretar la presencia de su régimen socialista.

 
Montaner:
CUBA LIBRE

Siempre hay intelectuales listos para justificar crímenes. Fue el caso con Stalin y Franco, y ahora lo será con Castro. Es moralmente incomprensible. Aman las ejecuciones y odian a las víctimas. ¿Cómo puede el gobierno cubano simultáneamente respetar la solidaridad con los vecinos latinoamericanos y no cultivar los derechos humanos en su propio patio? ¿Dónde se da la mutua incompatibilidad entre solidaridad y democracia? Juzgar medio siglo de incompetente y atroz dictadura por las operaciones de cataratas que efectúa es el argumento fascista típico de los apologistas de Franco. Su dictadura fue buena porque los españoles pudieron comer tres veces al día. También fue el argumento de los racistas surafricanos: el apartheid fue bueno porque los negros no experimentaron tanta pobreza como sus vecinos. La dictadura de Castro fue buena, lo sabemos ahora, porque le prestó médicos al Tercer Mundo.

No. Todas las dictaduras como todas las formas de terrorismo son reprobables. No olvide que Castro llegó al poder utilizando tácticas guerrilleras y terroristas (los habaneros recuerdan perfectamente la 'Noche de las 100 bombas' en 1958), pero más grave es que la isla les ha servido a narcotraficantes y a la guerrilla colombiana de las Farc, como zona de estacionamiento. ¿Estos intelectuales desean un régimen para Francia como el de Cuba? Supongo que no. Y si ellos no lo quieren para Francia, o para sí mismos, ¿por qué lo aceptan para nosotros los cubanos? ¿No tenemos derecho los cubanos a libertad y democracia? Pero a pesar de esta triste complicidad, llegará el día para la liberación de los prisioneros políticos, para el desarrollo de elecciones pluralistas, y para empezar la reconstrucción moral y material de una sociedad cruelmente empobrecida por la represión y devastada por el totalitarismo estaliniano. Después de Castro, Cuba será libre.

 
Ramonet:
¡VIVA FIDEL!

Los prominentes intelectuales que siempre han estado de parte de los contagiados por la arrogancia de los poderosos oponentes de la Cuba de Castro, no son la excepción. Ponerse en contra de Cuba y a favor de E.U., cuya administración es acusada por gravísimos abusos (torturar prisioneros, secuestrar a civiles encerrados sin fórmula de juicio en cárceles secretas, asesinar a sospechosos y crear una prisión en Guantánamo, por completo fuera de la ley), como lo han denunciado respetables conciencias del mundo, no es el comportamiento de un ciudadano informado a medias.

No es siquiera cuestión de postura intelectual. Ser intelectual es algo que debe ganarse. El primer paso es informarse y no mencionar el apartheid pasando por alto que este se derrumbó solo cuando sus mejores soldados fueron derrotados en diciembre de 1986, en Cuito Cuanavale, "el Stalingrado del apartheid", no por fuerzas de E.U., sino por soldados cubanos. Fue lo que impulsó a Mandela, ícono de nuestro tiempo, a decir que la revolución de Fidel Castro "ha sido fuente de inspiración para todo pueblo amante de la libertad". Él, como tantos cubanos que llorarán la muerte de su dirigente, acostumbraba gritar: '¡Viva el camarada Fidel Castro!'
 
¿Quiénes son?

CARLOS ALBERTO MONTANER
. Ha escrito extensamente sobre Castro y Cuba, Vgr. 'Journey to the Heart of Cuba: Life as Fidel Castro', 2001). Columnista de EL TIEMPO y de numerosos periódicos y revistas, autor de varios libros.

IGNACIO RAMONET. Autor de 'Fidel Castro: Biografía a dos voces' 2006, producto de más de 100 horas de entrevistas, perfil sicológico y legado del dirigente cubano. Ramonet es editor de 'Le Monde Diplomatique' en París.