CIUDADES |  INICIO  
  
PAPA NOEL: ¿PATRONO DE BARRANQUILLA?

“A los barranquilleros nos quedo el atavismo de repetir con Barranquilla lo que siempre hacemos con el pobre Papa Noel: le pedimos, le pedimos y le pedimos. Le exigimos de todo: educación, agua, luz, telefonía, seguridad, empleo, bienestar... A cambio, ¿qué le damos? Nada. ”

Por: Moisés Pineda Salazar


En la documentación histórica sobre la ciudad, es interesante constatar que solo después de la primera mitad del Siglo XVIII, es cuando aparece en los documentos que se conocen acerca del poblamiento de Camacho y el Norte de Tierradentro, el nombre de “San Nicolás de Tolentino” para identificar la Hacienda, propiedad del Encomendero de Galapa, que sirvió de núcleo para el poblamiento que devino en nuestra Ciudad.

Antes, en las escrituras y títulos, solo aparece: “Hacienda de San Nicolás”.

¿A cuál San Nicolás se refieren?

¿Es que solo hay o había un único Nicolás en el santoral católico? Y, si había más de uno: ¿cuál era aquel bajo cuyo patronato se colocaban las propiedades de la parentela de Don Nicolás de Barros?. Más aún, ¿bajo la protección de cual de estos Santos había sido puesto el señor y dueño de estas tierras al momento de su bautismo? ¿Por qué sus haciendas iban a estar bajo el patronato de un San Nicolás distinto a aquel al cual él, personalmente, sus padres lo habían encomendado? En aquellos tiempos anteriores al Siglo XVIII, existían dos Santos con el nombre de Nicolás. El primero y más antiguo, San Nicolás de Bari. El segundo, San Nicolás de Tolentino.

San Nicolás de Bari (año 346), para los que tienen dificultades en reconocerlo, es el famoso y generoso Obispo de Myra, ciudad del Asia Menor, sobre cuya vida y leyendas la cultura de occidente construyó el mucho más famoso icono navideño de San Nicolás: Papa Noel. Su fiesta se conmemora el 6 de Diciembre.

El de Tolentino es el joven monje Agustino (1245)1 famoso por su vida ascética manifiesta en la observancia de los votos de pobreza y castidad, el uso permanente del silicio y sus ayunos rigurosos de tres y más días a la semana. Cuatro décadas después de su muerte, al ser exhumados sus restos, se encontró que su cadáver permanecía incorrupto.

Que los descendientes de los Barros Angulo De la Guerra Cabeza de Vaca vinieron a Tierrradentro a fundar la Hacienda de San Nicolás entre 1627 y 1637, es una verdad histórica 2. Ahora bien, ¿bajo el patronato de cuál de estos dos santos estaban el señor de Barros y sus tierras?

Una indagación sobre las propiedades de la familia Barros Angulo de la Guerra, encomenderos de Galapa, nos lleva- sucesivamente- a Cuba, donde uno de cuyos miembros ejercía la Capitanía General en la Habana y a la Península de Paraguaná donde otro miembro de este linaje era Gobernador de Coro, actual Estado Falcon en la vecina República Bolivariana de Venezuela. Es en este último territorio en donde se me ha posibilitado ubicar propiedades de la parentela de Doña María Arias Cabeza de Baca3 , esposa del joven Pedro de Barros con quien había ido a residir por aquellos lados4.

Fueron aquellas los hatos ganaderos de Moruy, Charaima y Jadacaquiva.

Alrededor de estas haciendas se desarrollaron asentamientos humanos algunos de los cuales han sido absorbidos por el proceso de conurbación- típico de las grandes ciudades del Siglo XX- en tanto que otros conservan su existencia autónoma. En estas poblaciones, lo pueden constatar los navegantes en la Internet, el único San Nicolás que se menciona como patrono de las iglesias que se levantaron en los primigenios hatos ganaderos y que han sobrevivido con el paso del tiempo es... Adivínenlo.

Sí señor@s: es San Nicolás de Bari. El viejo obispo de Myra, el querido y siempre bien recibido Papa Noel. Ese anciano y santo Obispo era el patrono de las Haciendas de propiedad de la familia de Don Nicolás de Barros (¿De Bari?).

Me pregunto, entonces: ¿por qué Don Nicolás iba a colocar sus haciendas en Venezuela bajo la protección de San Nicolás de Bari y las de Camacho bajo la de San Nicolás de Tolentino?

No veo cuál pudiera ser la razón siendo que, además, la llegada de los Agustinos a Mompox, trayendo la devoción por el Santo Monje de esa orden- San Nicolás de Tolentino- es posterior a 1740. Más tarde, mucho más tarde, tal devoción debió llegar a Barranquilla, seguramente en andas del comercio entre las sedes del intercambio mercantil a orillas del Mar de las Antillas y en las riberas del Río Magdalena: Cartagena, Mompox y Barranquilla.

Los que va de Nicolás a Nicolás.
En todo caso, algo va de un nombre al otro y en ambos se prefiguran la ciudad y su destino.

En el del que fue el primer patrono de la ciudad- San Nicolás de Bari- seguramente a los barranquilleros nos quedo el atavismo de repetir con Barranquilla lo que siempre hacemos con el pobre Papa Noel: le pedimos, le pedimos y le pedimos. Ni siquiera aprendimos la costumbre que hay en otros países de dejar sobre la mesa del comedor galletitas y un vaso con leche para que el buenazo del obispo recobre fuerzas en la agotadora tarea de repartir regalos por todo el mundo en la noche de navidad.

A Barranquilla, los barranquilleros le exigimos de todo: educación, agua, luz, telefonía, seguridad, empleo, bienestar... A cambio, ¿qué le damos?. Nada. Respondemos con desorden, suciedad, ruido, y demás comportamientos inciviles. Ni siquiera pagamos nuestros impuestos a tiempo.

En el caso del segundo Patrono, San Nicolás de Tolentino, nos ha quedado la impronta de la austeridad obligada que nace del empobrecimiento progresivo de la urbe donde los que están en mejor condición económica, escasamente desayunan y almuerzan (o cenan). Las capas medias hacen del ayuno un ritual asociado con el mantenimiento del cuerpo en tanto que los más pobres, los sin esperanzas, aguardan hasta la media noche para ver qué logran entresacar de las canecas de desperdicios que botan los restaurantes.

A la ciudad la han expoliado sucesivas e interminables legiones de bucaneros que acabaron con el músculo y con la fuerza que le imprimía su ritmo vital. Un lumpen que viste ropa de marca, usa perfumes caros y ahora bebe vino, que no Ron Blanco, amenaza con destruir desde sus cimientos, hasta las ruinas de los monumentos que hablan a las generaciones venideras de que alguna vez en esta tierra hubo una clase de hombres y mujeres que hicieron de la ciudad una extensión de su propia vida y por eso la cuidaban, la embellecían y la hacían prosperar.

Para entender este sino, deberé contar a los lectores que una vez que exhumaron el cadáver incorrupto del Santo Nicolás de Tolentino, el cuerpo fue expuesto para la veneración del público en la nave central de la iglesia catedral. De un atardecer para una madrugada, los dos brazos del Bienaventurado fueron robados5.

Con los días se descubrió que le fueron saqueados por un Monje, extranjero, alemán, Teodoro, quien se llevo el producto del robo para su tierra natal.

Citas
1. www.devocionario.com/santos/index.html Se cree que Nicolás fue fruto de sus oraciones ( de los padres de Nicolás) y de una devota peregrinación que hicieron al santuario de San Nicolás de Bari en el que su madre, que estaba avanzada en años, le había rogado a Dios que le regalara un hijo que se entregara con fidelidad al servicio divino. En su bautismo, Nicolás recibió el nombre de su patrón, y por sus excelentes disposiciones, desde su infancia se veía que había sido dotado con una participación extraordinaria de la divina gracia.
2. Don Nicolás de Barros y De la Guerra, fundador de la hacienda de San Nicolás, era hijo de Don Pedro de Barros y De la Guerra con Doña María Arias Cabeza de Vaca.

3. Doña María Arias Cabeza de Vaca, hija de Alonso Arias Baca, Gobernador de la Provincia de Coro, emparentada con Gonzalo Pérez de Angulo, Capitán y Gobernador General de Cuba. Fue doña María esposa de Don Pedro de Barros y de la Guerra II, padre de Don Nicolás de Barros y Angulo De la Guerra, cuarto encomendero del pueblo de Indios de Galapa, fundador y Señor de la Hacienda de “San Nicolás”luego del fin de la era de las encomiendas en 1620 .

4. Estos matrimonios entre miembros de familias dedicadas a un mismo negocio, sugiere como una hipótesis de trabajo que sería importante conocer el material simbólico de carácter fundacional que manejan otras asentamientos urbanos que se desarrollaron alrededor de los hatos ganaderos de los que era propietaria la familia de Doña María Arias Cabeza de Vaca en la vecina República Bolivariana de Venezuela a saber: Charaima, Jacaquiva, Moruy y Nueva Valencia del Rey. Un continuo entre ellos validaría, ¡y de qué manera!, el paradigma sobre el que hemos venido trabajando.
5, Copyright © 1997 SCTJM El santuario no tiene pruebas documentadas respecto a la identidad del individuo que le amputó los brazos al santo, aunque la leyenda se ha apropiado del reporte de que un monje alemán, Teodoro, fue quien lo hizo; pretendiendo llevárselos como reliquias a su país natal. Sin embargo, sí se sabe con certeza que un flujo de sangre fue la señal del hecho y fue lo que provocó su captura. Un siglo después, durante el reconocimiento de las reliquias, encontraron los huesos del santo, pero los brazos amputados se hallaban completamente intactos y empapados en sangre. Estos fueron colocados en hermosas cajas de plata, cada uno se componía de un antebrazo y una mano.