Hablar de sexo para una mujer en Colombia todavía
no es fácil, sin embargo los mitos y los obstáculos poco a poco van
cayendo. El último domingo de la Feria Internacional del Libro de
Bogotá, la editorial Planeta lanzó el libro 'Ardores y furores,
relatos eróticos de escritoras colombianas'.
En esta publicación, de 109 páginas, participan
diez escritoras colombianas: Helena Araújo, Emma Ardila, Andrea
Echeverri, Alejandra Jaramillo, Adriana Jaramillo, Freda Mosquera,
Diana Ospina, Gloria Inés Peláez, Lina María Pérez y Alexandra
Samper.
Este libro es la consecuencia involuntaria -por ser
la otra cara de la moneda- del libro ¡Aaaaaah!, que se editó el año
pasado. "Cuando planteamos la idea de hacer un libro de relatos
eróticos no pensamos que iba a ser solo masculino, pero quedó así.
Por eso, este año pensamos que sería bueno hacer uno de solo
mujeres", dice Leonel Giraldo, editor de Planeta.
La búsqueda de relatos fue, en este caso, más
fácil: "La mayoría de textos que aparecen en esta publicación ya
estaban escritos, en el caso de los hombres fue distinto, con
excepción de Efraim Medina, todos los demás lo escribieron para el
libro", afirma Giraldo.
De la literatura erótica sobre pedido, se pasó
entonces a una más transparente y espontánea. El velo se corrió y
los cuentos de Ardores y furores son más explícitos que los
de sus colegas hombres. "Sus relatos -según Giraldo- son más crudos
y tienen más fuerza".
Algunas de las autoras
incluidas en la selección respondieron a la pregunta sobre las
diferencias que aporta la visión femenina en la literatura erótica.
Alexandra Samper (Bogotá 1952)
[ El brazo de reina ]
"Escribir de erotismo es muy difícil pues para
mucha gente no está clara la línea que separa el erotismo de la
pornografía. Lo que para alguien es erótico, para otros es
pornográfico y para algunos un acto natural. La mujer siente la
sensualidad muy distinto que el hombre. El estímulo tiene que ver
más con la mente, que con lo físico. Cuando el hombre habla de sexo
es más procaz: 'Yo me tiré a tal o cual vieja'. La mujer es delicada
y se preocupa más por el goce.
"En Colombia la actitud frente al sexo está
cambiando, aunque todavía persiste una mojigatería terrible. Sin
embargo, veo que algunas niñas exponen sus preferencias en revistas
como Soho y eso está bien. Estamos poniendo la cara".
Andrea Echeverri (Bogotá,
1950) [ Rompecabezas]
"Es más difícil para una mujer escribir sobre el
erotismo en la medida en que lo descubrió mucho después que el
hombre, apenas en los sesenta se comenzó a hablar de la liberación
femenina. Aún en los setenta, cuando era chiquita, era importante
llegar virgen al matrimonio. Ahora, muchas mujeres tienen claro que
se van a acostar con más de un hombre antes del matrimonio. Esto es
importante porque el erotismo también tiene mucho de comparación y
nace de una liberación real de la sexualidad femenina.
"De otro lado, mostrar lo que se escribe es
difícil, de cierta manera es decir, 'soy liberada', aunque
obviamente, uno no es lo que escribe. Otro susto a la hora de
escribir son los linderos entre erotismo y pornografía. Por eludir
lo último se pude caer en cursilerías absolutas".
Alejandra Jaramillo (Bogotá
1971) [ Cuerpos jugados]
"En tanto hombres o mujeres no creo que podamos
hablar de ventajas o desventajas para escribir un relato erótico. Lo
importante es hablar de puntos de vista, de visiones del cuerpo que
cambian por la construcción cultural que nos ha hecho hombres y
mujeres, por tener cuerpos diferentes y vivir la piel de formas
distintas.
"La mirada se posa en el ser que encarna la
belleza, al que se acaricia, al que se desnuda, al que se palpa
palmo a palmo, el que se describe con mayor cuidado, el que se
constituye en el centro de la seducción y en la gran mayoría de los
casos ese ser es la mujer.
"Las mujeres hemos intentado también explorar otras
formas de sexualidad, quizás buscando no ser el centro, o hacer que
los hombres sean el centro, y también hemos querido salirnos de la
vieja, y actual, creencia de que las mujeres hacemos el amor
enamoradas, que no podemos entregarnos al placer sin más que la
exploración del placer mismo".
Emma Ardila (Bucaramanga 1957)
[ El pañuelo de gasa ]
"En literatura no hay temas vedados, creo más bien
que el erotismo está mal entendido porque se confunde con textos en
donde la sexualidad se trata de la manera más explícita posible,
cuando más bien, si algo caracteriza lo erótico es un
entrecruzamiento del deseo con lo poético en donde más que
explicitar, se sugiere.
"La distinción entre literatura femenina y
masculina atiende, más que a géneros, a una diferencia de
sensibilidades que atañe tanto a los hombres como a las mujeres. Hay
escritores en los que prima una sensibilidad femenina y escritoras
en las que lo masculino hace aparición de manera más fuerte, sin que
por ello se trate de homosexualidad. Por otro lado, culturalmente,
la escritura masculina ha tenido primacía, me parece positivo que
aparezca otra voz, otra manera de ver el mundo, una sensibilidad que
se detiene frente a las cosas de forma distinta".
Diana Ospina (Medellín 1963)
[ Ocultó sus ojos tras los párpados ]
"Las diferencias están atravesadas por las
percepciones y sensaciones masculinas y femeninas. Considero que en
términos generales hemos leído las historias escritas desde la
perspectiva masculina, no es que en la actualidad no haya mujeres
que escriban, sino que ha habido más difusión de la escritura
masculina. Aunque una obra literaria bien escrita se defiende por sí
misma y no tiene importancia quien la escriba "una" u "otro", si
intuyo que existan unos hábitos de recepción que llevan a que se
tenga predilección por cierta mirada sobre las cosas considerando
que otras miradas que privilegian otro tipo de cosas no sean tan
aceptadas".