LITERATURA | ATRAS  
  



Palabras ardientes

...Ruegg le abrió con violencia los muslos y Rosella sintió el peso de su cabeza, el cosquilleo de su cabello, ese contacto liso y baboso que la buscaba y la recorría y la penetraba con un ruido como de succión...

Helena Araujo
Fragmento de 10, Chemin du Devin



Quieres una cerveza, y las piernas se abren, el cuerpo se contrae para darles cabida a las manos, las caricias, a las lenguas que lo recorren, a los otros cuerpos que se constriñen entre los brazos de los otros y de los tuyos...

Alejandra Jaramillo
Fragmento de Cuerpos jugados



El sexo del hombre le latió en el vientre como una serpiente viva. Entonces lo abrazó contra su cuerpo y de nuevo, sin poder evitarlo, sintió que un orgasmo le recorría las venas y se esparcía como una corriente de energía por todas las regiones de su cuerpo.

Freda Mosquera
Fragmento de El elegido

  
DESTAPE LITERARIO

CONCEPTOS

Hablar de sexo para una mujer en Colombia todavía no es fácil, sin embargo los mitos y los obstáculos poco a poco van cayendo. El último domingo de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, la editorial Planeta lanzó el libro 'Ardores y furores, relatos eróticos de escritoras colombianas'.

En esta publicación, de 109 páginas, participan diez escritoras colombianas: Helena Araújo, Emma Ardila, Andrea Echeverri, Alejandra Jaramillo, Adriana Jaramillo, Freda Mosquera, Diana Ospina, Gloria Inés Peláez, Lina María Pérez y Alexandra Samper.

Este libro es la consecuencia involuntaria -por ser la otra cara de la moneda- del libro ¡Aaaaaah!, que se editó el año pasado. "Cuando planteamos la idea de hacer un libro de relatos eróticos no pensamos que iba a ser solo masculino, pero quedó así. Por eso, este año pensamos que sería bueno hacer uno de solo mujeres", dice Leonel Giraldo, editor de Planeta.

La búsqueda de relatos fue, en este caso, más fácil: "La mayoría de textos que aparecen en esta publicación ya estaban escritos, en el caso de los hombres fue distinto, con excepción de Efraim Medina, todos los demás lo escribieron para el libro", afirma Giraldo.

De la literatura erótica sobre pedido, se pasó entonces a una más transparente y espontánea. El velo se corrió y los cuentos de Ardores y furores son más explícitos que los de sus colegas hombres. "Sus relatos -según Giraldo- son más crudos y tienen más fuerza".


Algunas de las autoras incluidas en la selección respondieron a la pregunta sobre las diferencias que aporta la visión femenina en la literatura erótica.

Alexandra Samper (Bogotá 1952) [ El brazo de reina ]

"Escribir de erotismo es muy difícil pues para mucha gente no está clara la línea que separa el erotismo de la pornografía. Lo que para alguien es erótico, para otros es pornográfico y para algunos un acto natural. La mujer siente la sensualidad muy distinto que el hombre. El estímulo tiene que ver más con la mente, que con lo físico. Cuando el hombre habla de sexo es más procaz: 'Yo me tiré a tal o cual vieja'. La mujer es delicada y se preocupa más por el goce.

"En Colombia la actitud frente al sexo está cambiando, aunque todavía persiste una mojigatería terrible. Sin embargo, veo que algunas niñas exponen sus preferencias en revistas como Soho y eso está bien. Estamos poniendo la cara".


Andrea Echeverri (Bogotá, 1950) [ Rompecabezas]

"Es más difícil para una mujer escribir sobre el erotismo en la medida en que lo descubrió mucho después que el hombre, apenas en los sesenta se comenzó a hablar de la liberación femenina. Aún en los setenta, cuando era chiquita, era importante llegar virgen al matrimonio. Ahora, muchas mujeres tienen claro que se van a acostar con más de un hombre antes del matrimonio. Esto es importante porque el erotismo también tiene mucho de comparación y nace de una liberación real de la sexualidad femenina.

"De otro lado, mostrar lo que se escribe es difícil, de cierta manera es decir, 'soy liberada', aunque obviamente, uno no es lo que escribe. Otro susto a la hora de escribir son los linderos entre erotismo y pornografía. Por eludir lo último se pude caer en cursilerías absolutas".


Alejandra Jaramillo (Bogotá 1971) [ Cuerpos jugados]

"En tanto hombres o mujeres no creo que podamos hablar de ventajas o desventajas para escribir un relato erótico. Lo importante es hablar de puntos de vista, de visiones del cuerpo que cambian por la construcción cultural que nos ha hecho hombres y mujeres, por tener cuerpos diferentes y vivir la piel de formas distintas.

"La mirada se posa en el ser que encarna la belleza, al que se acaricia, al que se desnuda, al que se palpa palmo a palmo, el que se describe con mayor cuidado, el que se constituye en el centro de la seducción y en la gran mayoría de los casos ese ser es la mujer.

"Las mujeres hemos intentado también explorar otras formas de sexualidad, quizás buscando no ser el centro, o hacer que los hombres sean el centro, y también hemos querido salirnos de la vieja, y actual, creencia de que las mujeres hacemos el amor enamoradas, que no podemos entregarnos al placer sin más que la exploración del placer mismo".


Emma Ardila (Bucaramanga 1957) [ El pañuelo de gasa ]

"En literatura no hay temas vedados, creo más bien que el erotismo está mal entendido porque se confunde con textos en donde la sexualidad se trata de la manera más explícita posible, cuando más bien, si algo caracteriza lo erótico es un entrecruzamiento del deseo con lo poético en donde más que explicitar, se sugiere.

"La distinción entre literatura femenina y masculina atiende, más que a géneros, a una diferencia de sensibilidades que atañe tanto a los hombres como a las mujeres. Hay escritores en los que prima una sensibilidad femenina y escritoras en las que lo masculino hace aparición de manera más fuerte, sin que por ello se trate de homosexualidad. Por otro lado, culturalmente, la escritura masculina ha tenido primacía, me parece positivo que aparezca otra voz, otra manera de ver el mundo, una sensibilidad que se detiene frente a las cosas de forma distinta".

Diana Ospina (Medellín 1963) [ Ocultó sus ojos tras los párpados ]

"Las diferencias están atravesadas por las percepciones y sensaciones masculinas y femeninas. Considero que en términos generales hemos leído las historias escritas desde la perspectiva masculina, no es que en la actualidad no haya mujeres que escriban, sino que ha habido más difusión de la escritura masculina. Aunque una obra literaria bien escrita se defiende por sí misma y no tiene importancia quien la escriba "una" u "otro", si intuyo que existan unos hábitos de recepción que llevan a que se tenga predilección por cierta mirada sobre las cosas considerando que otras miradas que privilegian otro tipo de cosas no sean tan aceptadas".