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Con figuras de los primeros tiempos del triunfo de la Revolución. Castro, y a su lado, de izq. a der., Osvaldo Dorticós (el segundo Presidente de la Cuba castrista), el 'Che' Guevara, Augusto Martínez Sánchez, Antonio Nuñez-Jiménez, William Morgan
y Eloy Gutiérrez Menoyo.

Así supo Fidel del triunfo de la Revolución

EL AUTOR FUE UNO DE LOS PERIODISTAS QUE SE UNIERON A LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS QUE LUCHABAN DESDE 1956, EN LA SIERRA MAESTRA, CONTRA LA DICTADURA DE FULGENCIO BATISTA. PARDO LLADA SE INCORPORÓ A LA COLUMNA NÚMERO UNO, QUE COMANDABA EL PROPIO FIDEL CASTRO. PARDO ES HOY CUBANO-COLOMBIANO Y DURANTE MUCHOS AÑOS FUE UN CARACTERIZADO ANTICASTRISTA. EL TEXTO QUE AQUÍ EXTRACTAMOS FUE PUBLICADO EL 11 DE ENERO DE 1959, EN LA REVISTA CUBANA 'BOHEMIA', EN UN NÚMERO ESPECIAL DEDICADO AL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN.

Por: © J. PARDO LLADA
Tomado de www.eltiempo.com

El 8 de enero de 1959, Fidel Castro y sus barbudos entraron victoriosos a La Habana, tras la huida a R. Dominicana del dictador Fulgencio Batista, que por 6 años sumió a Cuba en la total corrupción.

El 31 de diciembre de 1958 sorprendió a la comandancia General del Ejército Rebelde acampada en el batey del Central (ingenio azucarero) América. Fidel (Castro), Celia (Sánchez), los comandantes Calixto García, Paco Cabrera y otros miembros del Estado Mayor estuvieron hasta tarde en Palma Soriano, rendido cinco días antes a las tropas del 26 de julio.

Alrededor de las 12:20, cuando ya dormíamos en la casona de don Ramón Ruiz, jefe de máquinas del ingenio, nos despertó una ronda que entonaba la marcha del Movimiento. Eran las muchachas de la tropa 'Mariana Grajales' que improvisaban una serenata de Año Nuevo. Luego se oyó, la voz de Celia Sánchez que daba las gracias a los valientes combatientes de la escuadra femenina. Las muchachas se marcharon cambiando las notas marciales, por las suaves y melancólicas de Noche de Paz.

Ya a la una de la madrugada -mientras todo era nervioso trajín en el campamento (militar) de Columbia (en La Habana, donde se instalaba una junta de gobierno, ante la huida de Fulgencio Batista a República Dominicana)- estaba tranquilo el batey del América. Todos, hasta el propio Fidel Castro, ajenos a lo que ocurría en La Habana.

El día primero de año nos despertamos a las 6 de la mañana. Tomamos café con Olivera, el jefe de Trincheras y en el portal de la casa nos pusimos a comentar los incidentes de la rendición de Maffo, cuya guarnición resistió durante veinte días el fuego de cañones, morteros y bazucas del Ejército Rebelde.

Serían las 7:30 de la mañana cuando vimos a Fidel. En aquellos momentos no sabía absolutamente nada de los sucesos de Columbia. Estaba indignado porque algunos rebeldes habían desperdiciado munición celebrando con tiros la llegada del nuevo año.

El año de la victoria
-¿No oíste la balacera de anoche? -Y agregó enfático-: Voy a celebrarles consejo (de guerra) a todos los que se pusieron a derrochar las balas, que tanto trabajo nos cuesta conseguir. A todos los de Contramaestre los voy a rebajar a cincuenta tiros cada uno. Figúrate, hubo quien disparó hasta cinco cargas.

Ya dando paseos, a grandes zancadas, de un lado a otro: "Una celebración más y me quedo sin parque".

Descansando una mano sobre nuestro hombro, otro de sus gestos típicos, como si se excusara de su gigantescos seis pies dos pulgadas de estatura, comentó despaciosamente: "De lo que sí estoy seguro es que este año será el de las preocupaciones. A mayores victorias, mayores responsabilidades".

Como se ponía un poco grave, suavizó con una alusión festiva a las frugales comidas de la Sierra Maestra:

-El año 59 será el de las preocupaciones. El 58 fue al año de las reses. Y el 57 el de la malanga.

El ayudante de Raposo, un hombretón gordo, jovial, satisfecho, hizo un comentario que tendría valor de profecía: "Pues mire, Comandante, yo soñé que ya Batista se había caído". Fue un minuto en que todos callamos.

Fidel se volvió a nuestro compañero Manolo Penabaz, que acababa de llegar de Contramaestre y le preguntó:

-¿Hay alguna noticia?

-Bueno -contestó el Auditor de Las Vegas- desde ayer, muchas bolas. Que si se fue la familia de Batista; que si hay reuniones en Columbia. Pero todo luce a rumor.
Evidentemente, Fidel lucía más preocupado que de costumbre. Con su carabina M-2 al hombro y la gorra echada hacia delante, retornaba a su inquieto ir y venir frente a la casa de vivienda.

Llegó Celia con unas cartas para el Comandante y el grupo se dispersó. Fuimos a una casa próxima, a pedir ayuda para desmontar un rollo de cámara fotográfica.

No recordamos exactamente, pero debían ser las 8 menos cuarto, tal vez las 8 de la mañana cuando escuchamos un flash que daba Radio Progreso: "Dentro de unos minutos ofreceremos amplia información al pueblo de Cuba sobre la caótica situación cubana. En estos momentos se celebra en el Campamento de Columbia una importante reunión a la que han sido convocados los periodistas".

No necesitamos escuchar nada más. Dejamos la Kodak y el rollo y casi corriendo fuimos a dar noticia a Fidel.

El Comandante se disponía a desayunar. Como para que se desquitara de las dietas hambrientas de La Sierra, la señora de la casa le había preparado, además del café con leche, un arroz con pollo. Es decir, además del arroz con pollo, un desayuno de café con leche y pan con mantequilla.

Fidel se retorcía la barba
En la mesa, junto a Fidel, estaban en ese instante, Celia Sánchez -delgada, menuda, fina-, su ayudante Marcelo -un muchacho de 19 años que lleva invariablemente el famoso fusil de mira telescópica-; el Comandante Aldo Santamaría, director de la Escuela Rebelde de Reclutas y el comandante Calixto García, otro de los del 'Granma'.

Repetimos a Fidel el flash que acabábamos de escuchar y de inmediato se puso de pie. Su rostro, más que sorpresa, denotaba indignación.

Llegó hasta la puerta del comedor y retrocedió.
-¿Por dónde oíste la noticia?

-Era una planta (emisora) de La Habana; Radio Progreso.

Cecilia entraba en el cuarto que había servido de dormitorio a Fidel. Todos estábamos en silencio. Todos pendientes de la decisión del Comandante. Fidel se retorcía los pelos de la barba y hacía esfuerzos para contenerse. En esos ins-tantes, habría unas doce o trece personas en la casa. Al fin, como en un desahogo, dijo en voz alta:

-¡Es una cobarde traición! ¡Una traición! ¡Pretenden escamotearle el triunfo a la Revolución!

Atenazado por el reclamo de acción, salió a la puerta y gritó:

-Ahora mismo me voy para Santiago. Hay que tomar Santiago ahora mismo. Que me busquen a René de los Santos. Que llamen a Calixto. Que se presenten enseguida los Capitanes de Santiago.v Alguien -creo que Romancito, el dueño de la casa- llegó con nuevas noticias:

-Una estación americana acaba de informar que Batista y su familia salieron de Cuba.

Fidel repetía:

-Hay que asaltar Santiago sin más demora. Si son tan ingenuos que creen que con un golpe de Estado van a paralizar la Revolución vamos a demostrarles que están equivocados.

Luis, el dentista personal del Comandante -que es al mismo tiempo el encargado del parque y material de gue-rra- se le acercó:

-Perdone, Comandante, pero yo creo que debía esperar. Por lo menos quince minutos.
Con tenaz resolución, Fidel seguía llamando a sus oficiales, dando órdenes para el avance sobre Santiago de Cuba. Disciplinadamente, el Dentista y Cuartel Maestre ordenó de inmediato que los camiones del parque tomaran rumbo a Santiago de Cuba. Al mismo tiempo, llegaban los comandantes del Estado Mayor. Fidel no hacía comentarios. Dictaba órdenes. Gente que entraba y salía ofrecía nuevos partes:

-Ahora el radio anuncia que Cantillo asumió la Jefatura del Ejército. El presidente es (Carlos M.) Piedra, magistrado del (Tribunal) Supremo. Batista huyó a Santo Domingo. Ledón, el de Tránsito, es jefe de la Policía.

En medio del barullo, Fidel se apoyó en un armario y sacando una libretita de notas -de las que venden a medio en los ten-cents- comenzó a escribir su respuesta al golpe de Estado.

Fidel habla por Radio Rebelde
Diez minutos más tarde nos leía: "Instrucciones de la Co-mandancia general a todos comandantes del Ejército rebelde y al pueblo: Al parecer, se ha producido un golpe de Estado en la Capital. Las condiciones en que ese golpe se produjo son ignoradas por el Ejército Rebelde. El pueblo debe estar muy alerta y atender solo las instrucciones de la Comandancia General.
"La Dictadura se ha derrumbado como consecuencia de las aplastantes derrotas sufridas en las últimas semanas, pero eso no quiere decir que sea ya el triunfo de la Revolución. Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia. ¡Revolución SI; golpe militar NO! ¡Golpe de Estado para que Batista y los grandes culpables escapen, NO; porque solo servirá para prolongar la guerra!

"El pueblo, y muy especialmente los trabajadores de toda la República, deben estar atentos a Radio Rebelde y prepararse urgentemente en todos los centros de trabajo para la huelga general, si fuese necesario para contrarrestar cualquier intento de golpe contrarrevolucionario.

"Firmado: Fidel Castro. Comandante en Jefe".
Este documento lo leyó Fidel Castro en un estado de verdadera exaltación. A las 9 de la mañana una pequeña caravana se dirigía hacia la planta móvil de Radio Rebelde situada en Palma Soriano. Una hora más tarde, el pueblo de Cuba, luego de la emocionante identificación de la planta revolucionaria... "Aquí... Radio Rebelde", conocía la enérgica reacción de Fidel Castro ante el golpe de Estado contrarrevolucionario.

Así se inició el primer día del año de 1959.

Palabras y hechos
Somos un pueblo pequeño, pero digno (...) que tiene un valor muy grande (...) ha desarmado a un ejército que tenía cerca de 40.000 hombres.
Fidel Castro, en las primeras horas del triunfo revolucionario.
"Los que han pensado los cambios sociales siempre se imaginaron que iban a ocurrir rápidamente. La historia demostró que no se producen tan pronto".
Fidel Castro, en entrevista a la periodista Barbara Walters, en 1977.