Murió CELIA CRUZ
La gran gaurachera, la unica, la inigualable

Que el Señor tenga a su lado a Celia
y que allá, en el misterio de la eternidad,
su salsa terrenal que contagió a tanta gente de alegría sana,
se convierta en una “salsa celestial” de alabanza al Creador

Por Néstor Jaén S. J. [Publicado en el diario LA PRENSA]
Panamá, ciudad de Panamá.

 

Celia Cruz - RIP


RACISMO

Cuba fue el último país donde se acabó el esclavismo en América ( 1886). La mentalidad y la herencia racista que quedó era asombrosa.

En el decenio de 1940,cuando empieza a surgir profesionalmente Celia Cruz, había orquestas y conjuntos de músicos blancos para clubes y salones de blancos: ,Orquesta Casino de la Playa, La Orquesta Riverside, Hermanos Castro, Julio Cueva ,René Touzet, etc.

Y fue también la misma década cuando se le negó alojamiento a Joe Louis en el Hotel Nacional, siendo campeón mundial de boxeo, por el solo hecho de su color negro. Celia sufrió rechazo o prevenciones por la misma imborrable melanina, igual que Xiomara Alfaro, a quien llamaron "Gata negra y chillona" y a quien solo las grabaciones de Gema, le prestigio.

Con la empresa grabadora inicial de Celia se comprometió La Cooperativa de la Sonora Matancera a garantizarle por lo menos los costos ¿Sería que los discos revelaban el color de la voz del cuerpo del cual salía'?



      OPINIONES VARIAS

     Oscar Collazos
     Néstor Jaén S. J.
     Andres Salcedo

Creo que he escrito y dicho ya varias veces que me gusta mucho la frase de San Ignacio de Loyola que dice que no solo hay que amar a Dios sobre todas las cosas, sino amarlo en todas las cosas y amar las cosas –léase bien, amarlas–, pero en El.

Por eso cuando hablo o escribo sobre asuntos sociales, políticos o de otra índole no religiosa, no me siento separado de Dios sino, al contrario, cerca de El, porque trato de ver los acontecimientos y las cosas desde la perspectiva de mi fe.

Hoy, desde esa misma perspectiva quiero hablar de Celia Cruz, la reina de la salsa y artista de extraordinario carisma y profesionalismo musical, que acaba de dejarnos para entrar en el más allá.

En el contexto de su grave enfermedad y luego de su muerte, conversaba en estos días con otro sacerdote y decíamos que Celia Cruz era una mujer con muchos valores humanos, aunque, sin duda, tendría también sus puntos flacos –¿y quién no?– sobre todo en el resbaloso mundo de la farándula.

¿Cuáles valores veíamos en ella? Su vitalidad desbordante de ritmo y de alegría, que sabía transmitir al ambiente que la rodeaba, aunque fuera a mucha distancia por medio de la televisión. Y esa vitalidad de Celia no necesitaba nada de vulgar ni pornográfico para divertir, y mucho, a la gente.

Por otra parte hoy día, en los tiempos de los matrimonios light en los que a menudo se cambian mujeres y hombres como si fueran camisas o blusas, Celia y su esposo, Pedro, vivieron juntos, el uno para el otro, durante 41 años. Se dice pronto. Un gran ejemplo para las parejas actuales.

Otro toque muy positivo de nuestra artista era su espontaneidad sencilla y humilde en medio de su inmensa fama, virtud que no la hacía lucir prepotente ante los demás. Una sobrina me cuenta que conoció a Celia Cruz en Japón y al hablar ambas en castellano en un ambiente japonés, se comunicaron con mucha cercanía. Mi sobrina le dijo que se estaba muriendo de emoción al conocerla y Celia le contestó con una gran sencillez: “Oye chica, por favor, no te vayas a morir por mi culpa pues yo no querría cargar con esa responsabilidad. Tranquila, chica, tranquila, y a dormir bien esta noche”.

Por último quiero recalcar su fe en Dios. Algunos dicen que era santera aunque otros lo niegan. Pero con elementos de santería o no, quienes la trataron de cerca reconocen que era una mujer muy religiosa y que se confesaba católica. De hecho su funeral, después de una misa en Miami, se celebrará en la catedral católica de San Patricio en Nueva York. En el último homenaje que le hicieron, estando ya muy enferma, dio las gracias a la gente por sus oraciones y sobre todo a Dios porque, tal como lo manifestó, solo a El le debía el seguir adelante en su lucha contra la enfermedad.

A propósito de la posible santería de Celia Cruz, quiero hacer de pasada un breve comentario. Hace más de un año participé en un encuentro ecuménico en La Habana y allí se discutió mucho sobre las relaciones entre las denominaciones cristianas y la santería caribeña; y prevaleció la tesis católica de que en lugar de condenar la santería, lo que había que hacer era dialogar amistosamente con ella y ponerla en un contacto más profundo con el Evangelio, cosa que no suelen rechazar en su inmensa mayoría ni los santeros ni las santeras. Me parece, aunque no estoy ciento por ciento seguro, que el papa Juan Pablo II, cuando estuvo en Cuba, tuvo algunos contactos amistosos con líderes de la santería. El fenómeno santero, dijimos en nuestro encuentro ecuménico de La Habana, merece estudiarse bien y no lanzar con ligereza condenas a diestro y siniestro.

Pero volviendo a Celia Cruz, nos ha parecido muy importante, además de reconocer sus inmensas dotes artísticas, poner fuerza en sus valores humanos porque hoy día la gente, especialmente la juventud, tiende a imitar a sus líderes y estrellas ya sean del cine, la televisión, la música o el deporte, porque ante el mundo tienen más fuerza los ejemplos que se ven que las palabras que se dicen.

Que el Señor tenga a su lado a Celia y que allá, en el misterio de la eternidad, su salsa terrenal que contagió a tanta gente de alegría sana, se convierta en una “salsa celestial” de alabanza en clave tropical y caribeña al Creador de todo lo bueno y bello de este mundo. Una oración por Celia y por su esposo, Pedro, cuya resignación no va a ser nada fácil, pero que Dios se la sabrá conceder.

Que así sea.